lunes, 31 de agosto de 2015

CONSPIRACIÓN EN SANTA BÁRBARA CENTRAL (III)

El misterio ha sido resuelto: la casera es imbécil perdida. Fin del misterio. Pero, como en las mejores historias, la cosa ha dado un giro inesperado al final.
La fundadora y presidenta del Club de Señoras Mayores Y Ubicuas Dispuestas A Morir Antes Que Ser Amables y A Aparecer De Entre Las Sombras A Las Dos De La Mañana Para Ver Si Te Mueres Del Susto nos dijo el viernes que teníamos que largarnos el domingo. Resulta que como nosotros no teníamos decidido que hacer, si quedarnos en esa casa epicentro del mal, aunque barata y cómoda, o irnos, ella ha decidido por nosotros. La ha alquilado estando nosotros dentro. Muuuuy bien. Cojonudo. Así se hace. Porque paso de conflictos que si no me encadeno a su sobaco, con tal de no irme.
Positivismo: una forma de vida. 


En realidad, es una buena noticia después de enterarnos de que mis sospechas era ciertas. A parte de ser más amargante que un zumo de césped, es una mentirosa patológica. Mintió a su hijo (el operativo, no el desgraciado que no sabía como se hacía un hervido) para echar a nuestros amigos diciéndole que la habían amenazo con un arma. Es de locos. Yo estaba en mi habitación y empecé a oír gritos. Estaban discutiendo la pareja y la casera, también conocida como Baal, Beelzebú, Azazel, Balaam, Satán, Satanás, Lucifer, el adversario, el trolas, la bestia, o doña María, pero creí que era su tono de siempre para indicar que no dejáramos migas en la cocina, no vaya a tener que trabajar un poco, como si estuviera cobrando unos 10.000.000 de pesos al mes, que es, peso arriba, peso abajo, lo que gana de tener un hotel en la sombra. Menuda zorra, joder. Lo siento, pero es así. Vale que tengamos que mantener una limpieza en las zonas comunes, cosa que hacemos (menuda es Carla para eso), pero es que la tipeja quiere cobrar y no tener ni una obligación.  Hay dos tenedores en toda la casa, una nevera pequeña y un sinfín de historias que no deberían ser así. Si cobras una media de 300 euros por habitación y somos catorce inquilinos,  TE ESTÁS FORRANDO, así que tienes que tener ciertas responsabilidades y saber que alguna cosa mala tiene que tener el negocio. Ella no. NO COMPRA NI UN PUTO TENEDOR. Ella sólo quiere cobrar y desparramar su energía negra del inframundo por doquier.  ¿Por dónde iba? Ah si, decía que creía oír uno de sus negros discursos en torno a una miga sin recoger, pero no, estaba echando de la casa a mis amigos. En el momento. Y claro,  se mosquearon un poquillo. Más que nada porque la casera parece que desayune megáfonos y si está enfadada en ese momento (lo que es probable al 99%) parece un orco mal follado. Lo cual pone nervioso a cualquiera. De hecho, el budismo no existiría si en su día esa señora se hubiera encontrado con Siddharta Gautama. En circunstancias normales un santo tendría ganas de abrirle la cabeza.
Total, no sólo impidió que ensayáramos dentro de casa, sino que nos cortó los ensayos, así, en general.  Es lo que pasa cuando alguien se traslada a vivir más lejos que la Voyager I. Quise hacer una foto a la señora, o lo que demonios sea, antes de despedirme, pero deseché la idea, temeroso de joder la cámara o, lo que es peor, descubrir que no aparece en ningún soporte de grabación de imágenes.
No estoy yo para cazar seres del ultramundo.
Antes de que se me olvide: Alguien tiene que sacar ya un programa para que los músicos puedan ensayar en tiempo real en lugares distintos. Se forra.
Pero no todo son malas noticias. Gracias a la señora María  hemos venido a vivir unos días, hasta que consigamos algo estable, a un hostal a la candelaria, el barrio bohemio de la ciudad y epicentro cultural de toda latinoamérica.  Hemos tenido, además, la suerte de llegar justo cuando se celebraba un festival internacional de teatro de calle. Marionetas, circo, malabares, danza... de todo. Gente por la calle formando corros para ver las diversas actuaciones, cientos de olores de cientos de puestos de comida y bebida, grupos alternativos al festival haciendo sus historias punkis. En fin, una delicia. Este barrio es la leche. Ya no sólo es la arquitectura, casas bajas coloniales con balcones de maderas nobles, o las vistas al cerro atravesado por la niebla. Es la gente. No sé con cuantas personas he hablado ya de mil cosas distintas.



Raperos improvisando en esquinas, violonchelistas en calles estrechas y empedradas. Vendedores de humo dispuestos a cazar al turista incauto.
INCISO
 El único pero son los vagabundos, aunque no hay tantos en la candelaria, hasta llegar al barrio tienes que pasar por el centro, un lugar atestado de ellos. No por nada, no son agresivos, pero dan mal rollo. De verdad. No es como el vagabundo en España, borrachete y sucio que puede llegar a hacerte pensar un rato sobre lo mal que está el mundo y bla, bla, bla. Es otra cosa. La verdad es que no sé como explicar lo que se siente cuando se ve a gente así.  Los vagabundos de Bogotá son los seres humanos en peor estado que he visto nunca, en todos mis viajes, India incluida. Deben de tener todos un sistema inmunoilógico brutal. Porque no es lógico que sobrevivan a tanta mierda como llevan encima. No recuerdo un sitio en el que haya personas que puedan llegar a tal nivel de degradación sin morir.  Ayer, mientras esperábamos un bus en la 19, un ser humano decrépito se bajó los pantalones y se puso a defecar en una mediana, entre dos calzadas de cuatro carriles, impasible, ajeno a todo sentimiento de vergüenza. Cuando terminó se subió los pantalones y ale, a seguir con lo que estuviera haciendo.
FIN DEL INCISO.
Volvamos a la candelaria, que es más rechévere.
Probamos, mientras veíamos a unas personas bailar con zancos, la chicha: una bebida alcohólica resultante de la fermentación del maíz que tiene un sabor como de cerveza dulce. Lástima que vimos sólo la última parte del festival, porque tenía ganas de seguir bebiendo chicha y alcanzar la dicha, pero era la última actuación del festival y además, domingo noche. Así que había que llevar las emociones al hostal y saborearlas, cosas que está muy bien también, oye.

El hostal Fátima es el típico hostal de mochileros, lleno de paredes con publicidad de viajes de aventura, garitos varios, y clases de yoga



El edificio tiene dos grandes patios interiores llenos de plantas y gente en chanclas descansando.



Unos escriben en sus libros de viaje, otros conversan con un cigarro en la mano. El sitio es un crisol de nacionalidades. Anoche, mientras hacíamos la cena en la cocina comunitaria, estuve hablando un rato con una chica de Israel y cuando le conté que había sido conductor de una furgoneta en la que viajaban los Balcan Beat Box no se lo podía creer. Era una fan acérrima. Es eso lo que me gusta de los hostales. Son un vivero de nuevas amistades. Y de información acerca del país donde te encuentres. Si tienen desayuno incluido en el precio y tienes vista y un poco de jeta, puedes sacar comida para el resto del día. No todos los días, claro. Pero hoy, por ejemplo, no pienso gastarme un peso en comida. He cogido fruta para dos destacamentos del ejército de piñas, cuatro sanduches (sandwich en colombiano) y siete u ocho raciones de mantequilla y mermelada. Con eso, en caso de que no tuviera pasta, paso el día.  Trucos del viajero sin dinero, que pasa.




Nuestra habitación súper cuca chachi piruli. (17 leuros, dos personas. Un potosí, eso sí).


¿Y que pasó al final de la tarde? ¿Que pasó un momento antes de volver al hostal? Pues que apareció el músico cuyo arte escuché en el transmilenio. Quien siga el blog, sabe de qué hablo.
Y es raro, porque, insisto, esta ciudad tiene entre ocho y doce millones de habitantes. Ese hombre ha hecho que esté escribiendo un relato acerca de la envidia, ha hecho que pase horas escribiendo sobre él, pensando en él. Y él no tiene ni puta idea. Pensé en hacerme una foto para que la vierais, pero hubiera roto el misterio. En lugar de eso grabé un vídeo. Es por la noche y en Bogotá no tienen la obsesión freudiana de Rita con las farolas, así que la calidad del vídeo es bastante pobre. Aún así se puede oír como canta.

Señoras y señores, con todos ustedes, la voz de Bogotá cantando una cumbia. (Pido disculpas por la chica de las palmas a la que habría que matar o regalar una clase básica de percusión).


¡Colabora!

4 comentarios:

  1. tu blog es muy impresionante, cómo hacer un artículo interesante y visitantes fieles visitan? He aprendido mucho de usted
    Faktor Penyebab Tumor Otak

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  2. A pesar de los disgustos y los desencuentros -me imagino que por la noche tendrás pesadillas con monstruos verdes con aspecto de tu amada casera- , piensa en positivo: la de experiencias que vas acumulando en tu viaje, un material estupendo para legar a tus nietos el día de mañana.
    Un saludo.

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  3. y tanto Cayetano. Además, nada ha sido muy traumático. Colombia, en general, nos he está tratando bien. Lo que pasa es que a veces hay choque cultural. Otras veces te encuentras gilipollas como en todos los lados.
    Un abrazo!

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  4. La cosa es que Lemmy me cantaba al oído Sympathy for the Devil y le contesté que a la tercera la vencida. El caso es que tanto inquieto me silenciaba. Debo confesar que mis sospechas circuncisavan si Luz Belle ataría cabos y haría uso de tu blog, pero no hizo falta. Imaginaba que te hubo arrastrado a su agujero pútrido, similar al que habita su hijo no operativo. Esto se desprende de su exacta caligrafía cuya apócrafa reiteración apoyaba mi sinécdoque de que Lucy Pher practica un hermoso arte Op. Sin dudas, por Optimista y Operativo qué cojones. Su irrefrenable verborrea ocupó el lugar hasta llenarlo, como alguien que te echa fuera del lecho. La leche, mala e infecta, puede cuajar en un yogur apetecible tal como se deduce el iva. Redujo el viento y se prendieron las velas, así llegamos paseando hasta la Candelaria, una suerte de Candem con Larios. Los payasos me mimaban y los mimos me payaseaban. Y, así, paseando, se me instaló la duda del destino de tu guitarra (Aquel misterio desencadenante.) y al girar el párrafo me sorprendió el músico furtivo con la candente cadencia y la alegría desesperante del que se despierta de un mal sueño para descubrir que su realidad es mejor que antes. Y que el sueño mismo era un reflejo de lo que pudo ser y dejó de ser. Que tu chicha no siga nunca en entredicho.

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