lunes, 10 de agosto de 2015

MI HELADO OSCURO (II)

PADRE Ahora me da por pensar en  ti
en tus ojos pequeños
y en la forma que tienes de levantarte del sillón,
lento
como un invierno en el pueblo.
Es una putada porque eso antes no era así:
Te pasaste media vida poniendo zancadillas a los trenes
rechazando ataques como un dios indolente
incluso te comiste las tragedias sin una pizca de salsa.
(Ahora te imagino contando las pastillas de  mamá
por la noche,
para que no te vea).
Sé que sigues luchando a tu manera
y es un misterio en la nieve de dónde sacas las fuerzas.
Por ejemplo:
dejaste de fumar
como quien cambia sus pulmones en el Bershka.

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