martes, 25 de agosto de 2015

CONSPIRACIÓN EN SANTA BÁRBARA CENTRAL. CAPÍTULO II.

El otro día dije que iba a investigar sobre quién o quienes se habían quejado acerca de mis ensayos, consiguiendo el veto de estos en la casa. He estado atando cabos. Averiguar no he averiguado una mierda, pero ahora sé hacer unos nudos cojonudos. Vale, es un chiste-delito, pero estoy innovando en este género tan de moda que es el género negro y he querido rebajar la tensión antes de que apareciera. Nadie lo ha hecho todavía, que yo sepa. Hay que luchar por salir de frases echas y lugares comunes, que luego nos pilla el toro y no hay mal que por bien no venga.

Ahora en serio. He aquí un fragmento de mi diario, con unos procedimientos deductivos asombrosos.

                                                           La casa y su ominosa entrada.

22/08/2015 

He estado hablando con los habitantes de la casa y he averiguado algunas cosas. Por ejemplo, todos trabajan a la hora que yo ensayo, excepto cuatro personas. 
Seis personas viven en el piso de arriba, así que pasan a ser directamente sospechosas. Puede que, de esas seis, alguien no fuera a trabajar el día que alcanzamos aquellas maravillosas armonías suahilis a 180 decibelios. Tendré que investigar este punto.
Cinco personas viven en el piso de abajo, aunque en una ala de la casa bastante alejada. Una de ellas es una rancia, así que pasa a ser también directamente sospechosa. Por rancia. A los rancios les molesta la música, incluso bajita. Sospechosa. 

¿Mi colega el músico? Descartado. De hecho, me está ayudando con la investigación. Su novia, imposible, me cae muy bien, así que descartada. Directamente.

El hijo de la casera y su novia tienen que estar sangrando por los oídos ahora mismo por como ponen el techno, así que, en principio, los descarto también. Por otra parte, él es un mimado consentido que no me extrañaría que hubiera dicho: ¡Mamaaaaaa! ¡La guitarraaaaa! ¡Que se acabe! ¡Quiero que se acabe ya, jopetas! Pero están en la otra punta de la casa, en otro piso y se encierra en su mundo de sonido sin igual.  Así que...¿Sospechoso? No lo creo. ¿Inocente? Nunca completamente. Lo dejaré en la columna de tontainas y ya está. 

Joder. Es muy fácil ser detective. Sigamos.

Mi vecino, el del cuarto de al lado, el tipo que cantaría en la ducha aunque saliera ácido sulfúrico  hirviendo de la alcachofa, se ha quedado sin curro y se está levantando tarde. Yo empezaba a las diez a ensayar. Le oigo hasta los pedos a través de las paredes. No es muy difícil suponer que a la inversa suceda algo parecido con la música. Puede que se haya quejado él. Pero sólo puede. En el fondo me da buen karma, por como saluda y una conversación que tuvimos al principio. Además,lo escuché vomitar un domingo de mañaneo, cosa que lo convierte en alguien normal y, seguramente, amante de la música. Como se suele decir, un sonido que inspira confianza. Así que no sé. No creo que fuera él.
En cambio, he averiguado que la casera es una mentirosilla. A parte de transmitir una energía que va mustiando las plantas por donde pasa, la señora es un poco trolas.  Me manda mensajes con contenido altamente verificable, como supuestas reglas de la casa que jamás han existido hasta que yo llegué. 
Torpe mentirosa. Hay que ser inteligente para ser un supervillano.  Además, me ha dicho que a ella no le molesta el ensayo, que se han QUEJADO TODOS y ella es, simplemente, una mensajera. Conociéndola como la voy conociendo, a mi eso me huele a chamusquina. Me huele muy mal. A culo de nutria, me huele.  Yo diría que le molesto a ella sola y le echa la culpa a los demás que, o están trabajando cuando ensayo, o en el ala oeste de esta casa tan negra.  Incluso  podría haber ido extendiendo la sombra de la discordia entre los habitantes para ponerlos en nuestra contra.  Me miran raro y sólo saludan cuando no tienen escapatoria. ¿Paranoico? Puede, pero ser paranoico no significa que no te estén mirando mal. 
También puede que cante fatal, de cárcel, y las canciones sean  horribles y que toque la guitarra como lo haría una mezcla de Freddy Krueguer y Eduardo Manostijeras, pero entonces un músico profesional como es mi socio en esta investigación no insistiría en ensayar y tocar por ahí cuanto antes. Además, yo molo (disculpad, hay que creérselo) mil.  Cantando soy una mezcla entre Jeff Buckley resfriado y un cagallón humeante de cinco kilos. Y por fin estoy aprendiendo a valorar la mezcla como se merece. 
Ahora me falta por investigar al matrimonio mayor colombiano y a otro colombiano tan solitario y silencioso que si no lo estoy viendo en tiempo real se me olvida. 



Posdata: Tengo miedo. Hoy he decidido grabar con cámara oculta algunos comportamientos de los habitantes de la casa. Quiero ver si, analizando las imágenes a posteriori, saco algunas conclusiones. Espero que no me descubran.



¡¡Colabora con la investigación!!




4 comentarios:

  1. Tú si que eres genial Pin. Gracias por leerme! Hazte seguidor, man. Es un botoncito a la derecha del blog. No te cuesta nada y a mi blog le dará prestigio!

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  2. Oye, se te ha olvidado meter a Carla en la ecuación......

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