miércoles, 5 de agosto de 2015

UN DÍA CUTRE

He salido a buscar trabajo por hoteles y establecimientos de hostelería. Cada día es más difícil, más descorazonador. Lo más duro es ver como las sonrisas solícitas de quien me cree un cliente se transforman en caras de póquer en cuanto les digo que estoy buscando trabajo, que si es posible hablar con alguien de recursos humanos o dejar una hoja de vida. No son todos así, claro. Pero lo mayoría se me quedan mirando como si se hubiera presentado una disrupción de la realidad, en lugar de alguien que busca empleo. ¿Tan raro es ver a un español intentando trabajar? En fin. Mañana más, que no se diga que no lo he intentado. No me apetece mucho escribir.

Voy a intentar arreglar el blog que, a todo esto, no veáis la que he liado. Como podéis comprobar, todos los widgets que estaban a la derecha de las entradas se han mudado a la parte inferior de la página.  No sé como, pero la he liado parda. Pero que muy parda.
Voy a ver. (Problema solucionado después de cuatro horas de dejarse los ojos buscando un div mal cerrado. Gracias Chusi).



Pero antes de irme voy a hablar de Amarguras Joe.

Amarguras Joe es ese tipo de persona que, por algún motivo, tiene una vida de mierda y se empeña en propagar su desánimo a los demás. No hace falta que diga nada, ni que haga nada. Su expresión, su forma de moverse, lenta y desganada como si cargara con una losa de cientos de kilos, su forma de mirar, con invariable desdén, te chupa la energía de una forma inexplicable. No sé como pasa, en virtud de que ley fisico-espiritual es capaz de anular a alguien que tiene un día normal, pero pasa.  De hecho, si dos personas, una alegre y otra triste, se juntan, la triste va a ganar la batalla a la alegre en nueve de cada diez ocasiones. Es injusto, pero es así. La alegría rara vez puede con la tristeza.

Por lo menos no estoy triste. Estoy rabioso.

No sé que es peor. La verdad.


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