martes, 18 de agosto de 2015

UN PUÑADO DE PÁJAROS CONTRA LA GRAN COSTUMBRE*.

¿Era una catedral? En cierto sentido. ¿Era un estadio de fútbol lleno de hinchas? No, pero casi. ¿Era uno de los lugares con más energía del planeta? Más que  Fukushima un día deTsunami.
Colombia concentrada en un recinto sagrado, un templo de la música en vivo. Si Bogotá ya es una mezcla de todo el país, de toda latino américa, imaginad un festival de rock, con más de setenta grupos, muchos de ellos patrios. Imaginad un ViñaRock mezclado con un Monsters Of Rock, un Sónar y un poco de Iboga.

GRATIS.


Era hermoso ver a rockers  siguiendo a emos, que iban detrás de rastafaris que no sabían en absoluto a dónde iban. Diversidad, divina palabra.
La música, en realidad, fue lo de menos los primeros dos días. Soy una persona abierta, me gusta escuchar casi todo tipo música siempre que vea feeling. La técnica no me importa demasiado. Pero lo que no me suele gustar es que me entren ganas de masacrar a la humanidad, demoler edificios y sacrificar peluches delante de  un grupo de niños en el Toys r' us. Y eso es lo que me pasa cuando escucho Black Metal mucho rato.  Me esforcé, lo juro. Bueno, para ser honestos, un licor (que un avispado publicista llamó Nectar) me ayudó un poco bastante**, el caso es que sí, vale, los bateristas son semidioses, y todos se dejan el alma, sobre todo los cantantes. Los guitarristas tienen que saber tocar para  que pudiera distinguir algo entre esa maraña de explosiones atómicas floreciendo en campos de concentración sumergidos en locura que eran algunos riffs , pero, chico, que quieres que te diga:

ME TALADRA.



Menos mal que fuimos luego a una rave de Drum and bass. Eso si que es variedad y matices.



¿Lo mejor del festival ese día? Nuestros nuevos amigos, Lina y Andrés, que es la pareja con la que compartimos CasaRaraHostalApartaEstudio. Son de puta madre. Gente buena. Se nota a la legua.


El segundo día fue un poco más de lo mismo. Estábamos cansados del primero y nos fuimos pronto a casa. ¿Atari tenage riot? Bien, mas variaditos, pero siempre el mismo sentimiento. La primera media hora flipando, luego me sorprendí con un bostezo del tamaño del arco-iris, solo que más monocromo.



Pero la tercera jornada... ¡Genial!  Fuimos más de día que de noche y puede fijarme en todo más. No bebí ni una gota y fui más de observador que participante. ¡Ah! El sol, que rico. El mejor día del festival, por los grupos y por el tiempo. Soleado como un día de Agosto a las dos de la tarde en  el parking del Alcampo.  Al principio bien.  Que guay, Carla, mira, ni una nube.  Un par de horas más tarde ya era en plan, Carla, déjame algo para la nuca que me está dando el solaco demasiado y se me va a fundir una vertebra, la C7, concretamente, y entonces qué.  Ya no puedo mover la cabeza coneste Reggae tan guapo de los Cafres. 
Afortunadamente el sol se acostó pronto tras las cabezas ondulantes de la gente que bailaba en la grada, como una bandera viva, hecha de girones de culturas.  Era una mezcla genética, de estrato social, de tribus urbanas y de formas de pensar, que me tenía hipnotizado.  La gente joven de Colombia, toda concentrada allí.  Me hubiera gustado tener vista de águila, que tienen zoom o, en su defecto, una cámara con teleobjetivo, pero tendría que haberme preocupado por ella.
Era la mar de entretenido fijarme en alguien en concreto, averiguar por qué (para mi) destacaba por algo y observarle sin ser visto. Daba igual quién, en realidad. Me gustaron mucho un tipo sin dientes con el pelo rizado y sombrero de vaquero que bailaba sin parar, una chica que no paraba de hacer fotos con el móvil, pero buenas. supongo, pues tardaba en escoger el motivo y se esforzaba por poner la cámara en un buen sitio. Me reí mucho con un chaval que llevaba una camisa de estética hindú, colorida hasta lo hortera como sólo una camisa así puede llegar a serlo, que todo el tiempo tenía los brazos medio extendidos en forma de antena de radar con las palmas hacia fuera, apoyadas en la frente,  ahí, captando la energía del concierto y, ya que estamos, de todo el  universo conocido. Qué grande. Claro, por su sonrisa parecía estar disfrutando del Samsara, pero cosa mala.
Fueron decenas los personajes destacables. Como el idiota que empezó a pegar a todo el mundo bailando y su colega,  que le reía las gracias por miedo, pero tenía tantas ganas de desaparecer que casi se teletransporta a Djibuti.
También me hubiera gustado volver a ver unos punkis absortos en la operación de recortar con tijeras (finas, especiales, muy profesional todo)  un montón de tripis.  A ver a cual de todos los ochomiles que hay en nuestro planeta se habían subido un par de horas después, pero les había perdido la pista.

Total: un disfrute absoluto de diversidad, diversión y buena música.

Los Che Sudaka se metieron a la gente en el bolsillo desde el primer momento y firmaron el mejor final que he visto yo en mucho tiempo, con la gente entregada, saltando, pogos por doquier y...vale, para...
¿Qué demonios es un pogo? Os preguntaréis algunos.
Pues es un agujero de caos y violencia semicontrolada en medio del público de un concierto, que suele apartarse formando un círculo,  dentro del cual un montón de gente decide mandar a tomar por culo cualquier indicio de racionalidad y se deja llevar por su parte visceral.  Mola mucho. ¿Por qué mola esa estupidez? Primero porque no son verdaderas agresiones, suelen apartar al que tienen delante y lanzar patadas al aire sin apuntar a nadie. De hecho, las agresiones están mal vistas y el que saca los codos, por ejemplo,  se suele llevar un galleto si le pillan. Por listo. Pero es común ayudar a levantarse inmediatamente al que se ha caído o incluso se puede parar un pogo completamente si hay alguien que va a ser pisoteado. Es ridículo y emocionante a la vez, exactamente igual que muchos rituales religiosos.
Aquí, en Bogotá, muchos pogos eran en círculos, por no decir todos, así que la gente era un río de  patadas y empujones, pero siempre en un sentido. Lo que le daba más todavía esa pátina de ritual, o de liturgia pagana.  Espiritual, estético y rufián a partes iguales.





No grabé ninguno de los más bestias, entretenido como estaba en mantener intacta nuestra integridad física.


¿Y que decir de Vetusta Morla? Pues que me cansan un poco ya. Tienen canciones que me encantan y además lo dan todo en concierto. Ayer, por ejemplo, tocaron delante de la audiencia más grande de toda su carrera y, a pesar de un inicio desconcertante en el que los obligaron a salir del escenario, volvieron a meterse a la gente en el bolsillo.  ¿Y entonces? Creo que sacrificaron muchas buenas canciones para presentar su nuevo trabajo, La Deriva, para mí el más flojo de los tres.  Aún así fue un concierto (Vetusta Morla en Bogotá) especial. Que se lo digan a la primera hectárea de gente que me rodeaba. Menudos bramidos que les regalé.



Por lo demás habría estado genial que le dedicaran una canción (Valiente) a Carla. Les había escrito a la discográfica (que es suya) pidiéndoselo, pero no me hicieron ni puto caso. Puede que yo sea un ingenuo, pero ellos son unos rancios. Hubiera sido una guinda cojonuda para un cumpleaños total. 


Llegamos a casa desechos, después de un fin de semana intenso en el que se han intercalado momentos de pura alegría con preparación de entrevista en inglés. Es en un call center, para vender cosas por teléfono en el idioma de Byron, con un sueldo de unos 300 euros al mes a jornada completa.

Y ya sólo la habitación nos cuesta eso.

Y esa es la otra realidad colombiana.


*El título de esta entrada hace referencia a una pintada que vió Luis Rosales hace mucho años en alguna ciudad y que trasladó a uno de sus libros. Se me quedó grabada hace años, por su sencilla y poderosa celebración de lo diverso, gracias a mi hermana Rosa y al poeta Jose Félix Escudero.

**"Un poco bastante" es una expresión que escrita queda horriblemente mal. ¿En qué quedamos? ¿Un poco o bastante? Pero sólo se dice en Valencia, mi ciudad, y, aún a riesgo de parecer un patriota del lenguaje, he decidido no corregirlo, como homenaje.

(El pareado es gratis, pero puedes colaborar dándole al Dropcoin).





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6 comentarios:

  1. qué graciosos bailando pogo en círculo!que ordenadito todo..

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  2. Ya ves. Pero no grabé los más bestias. O estaba muy lejos y era de noche o estaba demasiado cerca y quería huir.

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  3. Para que hubiera sido un cumpleaños total el concierto tendría que haber sido de los Planetas :P

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  4. Cuando vi el vídeo de arriba, iba a decirte "que raro que bailen la conga con esa música" hasta que has explicado lo de los pogos XD!

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  5. Nosotros vimos a los Che Sudaka en el Sziget una semana antes y fue brutal, Nadia no dejó de bailar durante todo el concierto.

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