jueves, 20 de agosto de 2015

EXPLORADORES MÍTICOS DE LA HISTORIA. SIR ERNEST SHAKELTON (Primera parte)

Ernest Shakelton no era bueno haciendo dinero. De hecho, intentó llevar a cabo numerosas empresas con ese objetivo sin lograrlo hasta el día de su muerte y dejó este mundo con grandes deudas. Sin embargo, su figura, rescatada del olvido durante el siglo XX, pronto se convirtió en objeto de culto y modelo de liderazgo. ¿Por qué? La culpa la tiene la Expedición Imperial Trasantártica.

Shakelton ya había realizado numerosos viajes al polo y fue el primer hombre en pisar el punto más meridional de la tierra y recorrer la gran meseta antártica.
Sin embargo, se quedó a ciento ochenta kilómetros de llegar al polo sur. Él y sus acompañantes tuvieron que volver aquejados de numerosas penurias, tales como el escorbuto, la ceguera de las nieves y la falta de comida.
A su vuelta fue recibido con honores y nombrado caballero, aunque para el nuevo Sir la empresa había constituido un éxito a medias. Aún así, le dijo a su mujer que prefería ser un "asno vivo que un león muerto". Lo cual es bastante inteligente. Bastante más que irse al polo sur con guantes y jersey de la abuela.
Juró no volver a pisar la antártida, sobre todo después de que Roald Admunsen conquistara el polo Sur y nadie tuviera noticias de la expedición de Scott, su compañero primero y , con el tiempo, su odiado rival, pero estaba en su naturaleza explorar y sufrir por ello e ideó un viaje consistente en cruzar a pie de punta a punta la antártida , en lo que Sir Ernest llamó "el último gran viaje antártico".
Fue, se mire como se mire, un viaje maldito. Multitud de desgracias sobrevinieron al evento desde el principio, como el abandono del cuidador de los sesenta y ocho perros el mismo día de la partida. Sin embargo, el más desgraciado de todos fue que su barco, el Endurance, se quedara atrapado por una gran placa de hielo en mitad del mar de Weddel. Por un defecto de construcción en el casco, en lugar de subir expulsado por la presión y quedar por encima, el hielo fue apretando la estructura poco a poco, hasta partirlo y, finalmente, hundirlo bajo las aguas.

"Es más que un poco de hielo, capitán"-le dije- "Nos va a atrapar hasta la primavera"-le dije
"¿Y sabes que me contestó"  "Deje de quejarse y sirva unos Whiskys."- me dijo.-"Sin hielo". 
"El muy cabrón"

Hasta este punto, todo constituye una historia de bravos y tenaces exploradores ingleses. A partir de este momento la narración es protagonizada por verdaderos héroes. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de una época en que los materiales eran los que eran, no las filigranas tecnológicas que se pueden encontrar a precios asequibles en cualquier gran almacén deportivo.
Pues bien, cuando Shakelton vió que el Endurance se hundía irremisiblemente ordenó montar un campamento en el hielo con la esperanza de que la deriva les llevara a tierra firme llegando a estar a cien kilómetros de ella sin poder alcanzarla.  Resumiendo: estuvieron cinco meses vagando a la deriva, en una banquisa de hielo, soportando temperaturas de decenas de grados bajo cero en un campamento llamado Patience. Muy apropiado. Finalmente, tras todos esos meses, la placa de hielo empezó a quebrarse y Shakelton ordenó subir en dos botes salvavidas a todos los miembros de la expedición.  Tras cinco penosos días, los exhaustos exploradores llegaron a la isla Elefante, a más de 550 km de distancia del punto donde se había hundido el Endurance.  A partir de aquí empiezan los verdaderos problemas. 
                                        
                                 
                                                 Preciosa. Perfecta para un Marina D'or.

Esa isla está dejada de la mano de Dios y, lo que es muchísimo más importante si eres un náufrago, de las rutas marítimas. No hay alimentos ni agua, a no ser que te guste la sopa de agua de mar, basalto y pirita. Un viento atroz los sacudía veinticuatro horas al día.  Y, dios mío, sin internet. Es casi imposible imaginar el sufrimiento y la tristeza, unidos al miedo y al profundo aburrimiento que debieron reinar en aquel lugar.
Shakelton tuvo que tomar una muy difícil decisión. El veinticuatro de abril de mil novecientos dieciséis el aguerrido capitán decide emprender un viaje en mar abierto y semicongelado, en un bote de seis metros de eslora hacia las islas Georgia del Sur.



"Compra ropa impermeable-le dije- y botas altas de plástico.-le dije. "
"¿Y sabes que me contestó?"
"No se comercializárn hasta 1919, gilipollas"





2 comentarios:

  1. me has dejado helado de fresa con esta nueva entrada a mundos ya explorados.

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  2. una entrada a territorios que abren el nuevo perfilado y explotan las posibilidades cual bomba de la paz. De lectura, te recomiendo lo nuevo de Terry Thorio.

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